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Se trata de un complejo proceso diagnóstico en el que se valoran habilidades cognitivas: memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, habilidades viso espaciales (a cargo del psicólogo) y del lenguaje: comprensión lectora, memoria auditiva, capacidad de expresión escrita… (a cargo del logopeda) para llegar a una conclusión sobre debilidades y fortalezas del niñ@ en su capacidad de aprendizaje.

La evaluación tiene sentido en casos muy diversos. El fracaso escolar, la evaluación de altas capacidades o la necesidad de un diagnóstico reglado para obtener adaptaciones curriculares en los exámenes son las más comunes.

1. El primer paso es siempre que un profesional se reúna con los padres para recoger información sobre el motivo de consulta y las dificultades percibidas en el entorno familiar y escolar. En esta entrevista, necesitamos toda la información de que la familia disponga: informes previos de otras clínicas y colegios, informes médicos en el caso de existir una condición que afecte al aprendizaje e incluso cartas de profesores, cuadernos de notas…

2. El profesional estudiará la información y localizará las posibles áreas problemáticas para elegir los instrumentos de evaluación que van a ser necesarios. También decidirá el idioma en el que evaluar las distintas capacidades.

3. Se entregará a la familia un presupuesto detallado en el que se incluirá un listado de los tests que se planea utilizar.

4. La administración de los tests será el siguiente paso. Es preferible que el niñ@ acuda en horario de mañana y descansado. Puede que sean necesarias dos jornadas de evaluación a menudo con pequeños descansos (la duración de esta fase oscila entre 2 y 5 horas).

5. El profesional procederá a la corrección de los tests y comenzará la fase de interpretación de los resultados. Éste es uno de los procesos más exigentes desde el punto de vista técnico. El profesional precisa aproximadamente el mismo número de horas que ha dedicado a la administración de los tests a este trabajo. Son necesarias una formación específica, experiencia mínima de dos años en el uso de los instrumentos diagnósticos y dominio del/ los idioma-s en los que se evalúa.

6. Durante este proceso puede surgir la necesidad de complementar la evaluación con la participación de otro profesional. Por ejemplo, en el caso de que se haya detectado en la evaluación cognitiva del psicólogo que podría haber un problema del lenguaje, éste informará a la familia de que para llegar a una conclusión diagnóstica es preciso que el logopeda haga su valoración. Si fuese así, ambos profesionales tendrán una reunión de coordinación y se iniciaría el segundo proceso de evaluación con una entrevista entre el logopeda y los padres, tras la que se emitirá un nuevo presupuesto, para seguir con la administración de los tests correspondientes..

7. La elaboración del informe y la sesión de devolución a los padres culminan el proceso. El informe incluirá descripción detallada de todas y cada una de las habilidades evaluadas, comparación de las puntuaciones con las de la población de su misma edad, descripción de disarmonías entre habilidades, hipótesis diagnósticas, así como recomendaciones para la familia y el colegio. Este proceso implica entre 2 y 5 horas de trabajo por profesional dependiendo del número de tests y la complejidad de la evaluación. Cuando hayan participado dos profesionales se emitirá un informe conjunto.